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Logroño, 29/05/2015.- El Concejal de Alcaldía y Relaciones Institucionales, Javier Merino, junto a Itxaso Vélez del Burgo y David Chimeno, cooperante y director de Coopera ONGD respectivamente, han informado esta mañana de este proyecto para el cual el Ayuntamiento de Logroño aportará 6.000 euros en concepto de ayuda de emergencia. Itxaso Vélez del Burgo, quien acaba de regresar a España desde Lwiro, donde ha trabajado directamente en este proyecto, ha dado algunos detalles bastante alarmantes y estremecedores de la situación que afecta especialmente a las niñas.

Coopera ONGD, a través de su equipo expatriado en la R.D. del Congo, ha puesto en marcha un proyecto de emergencia para auxiliar y atender a las niñas menores de 12 años que han sido y están siendo víctimas de agresiones sexuales en la R.D. del Congo, como consecuencia de una nueva campaña de violencia sexual.

Es un programa de atención global que cuenta con la colaboración directa del Doctor Denis Mukewe, quien ha recibido recientemente el Premio Sájarov y el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y que pasa por:

‐ La atención médica e intervención quirúrgica urgente a las niñas agredidas
‐ El seguimiento médico durante el año posterior a su salida del Hospital donde son operadas de las graves lesiones.
‐ El apoyo psicológico a las víctimas (niñas y familia)
‐ El abono de los gastos médicos y gastos derivados del desplazamiento de la familia al hospital.
‐ La orientación jurídica a las familias de la menor agredida
‐ La distribución de Kits para la higiene personal y las curas de las menores en sus hogares.
‐ El acompañamiento a las niñas en su regreso al colegio y a su vida cotidiana en su entorno.
‐ La creación y equipamiento de Patrullas Mixtas con miembros de las comunidades y la Policía Nacional para para proteger durante la noche en las zonas donde ha habido mayor ocurrencia de violaciones.
‐ La formación de 16 mujeres terapeutas que forman parte de las asociaciones de mujeres de la zona.

Beneficiarios
21 niñas y 1 niño agredidos sexualmente son, por el momento, los beneficiarios directos del proyecto que les ofrece atención médica inmediata, terapia psicológica, seguimiento médico y escolar. Es su problemática ‐la tremenda agresión sexual que han sufrido‐ la que ha generado esta intervención y por ello son el centro del proyecto.
También son beneficiarias directas las familias de las niñas agredidas. Es triste pero debido a su cultura y mentalidad, el hecho de tener una víctima de agresión sexual marca a toda la familia. Para ellos también es complicado aceptar el hecho, reconocerlo y afrontarlo en su propia comunidad. Por ello, se les acompañará en todo el proceso de rehabilitación personal y social de la menor: médico, psicológico, social, e incluso judicial.

.Las niñas que sufren las violaciones habitualmente son miembros de una familia monoparental, al cargo de la madre, pobres, y viviendo en núcleos apartados.
. Los agresores normalmente son hombres que gozan de cierto poder: policías, ex miembros del ejército, ex maestros, etc. y son inducidos a ello por brujos que les hacen creer que con la sangre de las niñas pueden hacerse amuletos, o curarse del sida, etc.
.Las niñas agredidas sufren una grave desatención y a veces llegan a ser rechazadas por su propia madre. A menudo se oculta el hecho por miedo a que la familia sufra también la vergüenza y exclusión y normalmente estas niñas abandonan el colegio por el estado físico y por la vergüenza.
. Por todo ello, las niñas sufren un importante trauma psicológico y físico, porque han sufrido lesiones de distinta gravedad que requieren una primera atención y casi seguro posteriores operaciones y un cuidado higiénico especial hasta que se curen.

Antecedentes que motivan el proyecto
La violación de mujeres y niñas constituyó un arma en la I y II Guerra del Congo (1998‐ 2003) y todavía se sigue violando a mujeres y niñas, en parte por creencias como que la violación de una niña cura del SIDA o protege de la violencia (este parece ser el motivo de la nueva oleada de violencia sexual), y en parte porque se usa como medio de coacción para que las familias migren y dejen sus tierras.

En el año 2012 se registraron, en la zona de actuación, un total de 242 casos de violaciones de niñas y el número se mantuvo en el año 2013 con un registro total de 228 casos. A finales de 2014, ante el resurgimiento de una nueva oleada de brutales violaciones hacia menores ‐algunas de ellas de muy corta edad‐, el equipo de Coopera RDC recibió la visita del Presidente de la Sociedad Civil de la Agrupación de Bugorhe solicitando ayuda urgente. Había comenzado una nueva oleada de secuestros y violaciones de niñas y desde mayo 2014 habían intervenido en 23 casos de violación de niñas con edades comprendidas entre los 2 y 12 años y muchas de las cuales quedaban sin atención por falta de medios.
Así comenzamos este proyecto de emergencia y lo primero que hicimos fue procurar la atención médica urgente de las niñas victimas de agresión sexual. Pero a raíz de ello, el equipo de Coopera identificó otros problemas: Cuando las niñas regresaban de su hospitalización no había nadie que pudiera ocuparse de ellas para continuar con el tratamiento psicológico y médico; y algunas eran rechazadas por sus familias y sus propias madres.

Nos enfrentábamos a un problema con múltiples consecuencias, ante lo cual Coopera diseñó una estrategia de intervención global y recabó apoyos entre las asociaciones locales y la autoridad civil. Actualmente el equipo de Coopera Congo coordina este proyecto de atención urgente. Cuenta con la colaboración de asociaciones de mujeres de la zona y ONG locales que trabajan en la zona en el ámbito de violencia sexual, os hospitales y centros de salud y la Fundación Panzi de Bukavu, el máximo actor en la lucha contra la violencia sexual e internacionalmente conocido a través de la personalidad del Doctor Denis Mukewe, quien ha recibido recientemente el Premio Sájarov y el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Con la colaboración de todos ellos Coopera ONGD ha diseñado una intervención global con base de operaciones en la localidad de Lwiro, donde tiene su sede Coopera y que es punto medio entre los pueblos cuyas mujeres, jóvenes, niñas y niños están sufriendo la violencia sexual más desgarradora conocida en la región.
Se han diseñado tanto medidas preventivas como paliativas a los problemas expuestos. Hablamos de atención sanitaria inmediata y apoyo psicológico posterior para superar la agresión. La acción pretende asimismo incrementar el rechazo social a los agresores sexuales y también reforzar a la autoridad local en su lucha contra ellos.
Cuando hayan recibido la atención y estén ‘recuperadas’, esperamos que se conviertan en un referente para otros niños y mujeres de que es posible superar el trauma y acceder a una vida digna y feliz, aunque el camino sea largo y costoso. En un lugar como Kivu Sur, donde la violencia sexual está a la orden del día, es importante contar
con estos referentes.

¿Cómo sucede toda esta barbarie?
Las víctimas de estas agresiones provienen de familias extremadamente pobres que sobreviven con menos de un dólar/día y viven en casas de adobe y palos. En la mayoría de casos las madres de las menores son madres solteras o abandonas por sus esposos.
La inmensa mayoría de los casos no eran denunciados y no acudían al hospital. Las víctimas de violación tienen serias consecuencias en su salud, tanto física como mental. En el plano físico es frecuente en la R.D. del Congo que las victimas queden embarazadas de la violación y/o contagiadas de enfermedades de transmisión sexual como el SIDA. En los casos más extremos en los que han sido penetradas por diversos objetos o violadas varias veces por muchos hombres estarán desgarradas por los diferentes orificios pudiendo ocasionar incontinencia y sangrados crónicos e incluso desarrollar fístula rectovaginal.

En los peores casos, encontramos mujeres, jóvenes y niñas que han sido secuestradas por los grupos rebeldes y utilizadas como esclavas sexuales durante largos periodos de tiempo (no una violación puntual sino múltiples) y que han conseguido escapar o han sido liberadas una vez desarticulado dicho grupo. Casi siempre resultan madres de varios hijos de padres/violadores desconocidos. Muchas abandonan a los propios hijos por recordarles las vejaciones a las que fueron sometidas.

Nuestra responsabilidad como organización de referencia en la zona
Coopera es la única ONG internacional con presencia en el entorno de Lwiro (Kivu Sur) donde estamos trabajando desde hace una década con dos personas expatriadas y voluntarios.

En esta zona altamente peligrosa y siempre militarizada actualmente ‘hay paz’, pero persisten las violaciones y las agresiones sexuales, como relata Lorena Aguirre, expatriada de Coopera ONGD.
Y es que la situación de las mujeres y las niñas en la zona es alarmante. En las provincias de Kivu del Norte y de Kivu del Sur, la prevalencia y la intensidad de las violaciones y otros actos de violencia sexual se describen como los peores en el mundo. El Relator Especial de Naciones Unidas sobre la Violencia declaró en 2007 que "brutalidad es inimaginable. (…) Los grupos armados atacan a las comunidades locales, saquean, violan, secuestran a mujeres y niños y hacen que trabajen como esclavas sexuales".

En estas zonas rurales suelen ser las ONG locales quienes dan un apoyo primitivo y bien intencionado pero sin ningún tipo de criterio o técnica que pueda realmente beneficiar la recuperación del trauma. Como ONG internacional y referente en la zona para muchísimas personas que dependen de nosotros, tenemos la obligación moral de atender a estos menores y contribuir, en la medida que podemos, a poner fin a estas barbaridades.

Hasta este momento hemos intervenido como buenamente hemos podido, movilizando fondos privados y apoyándonos en los recursos propios de la ONG. Pero necesitamos más ayuda para sacar este proyecto adelante.

Si no ponemos fin a este problema, en el plano psicológico, tendremos mujeres, jóvenes o niñas y niños, afectados por el Trastorno de Estrés Post‐Traumático, estados depresivos, trastornos de ansiedad, o desarrollo de diferentes patologías de la personalidad, sin posibilidad de acceso a estructuras profesionales que den la atención médica y psicológica necesaria para reinsertarse en la sociedad, con el agravante de la estigmatización que supone para ellas haber sido objeto de estos abusos, en el seno de la sociedad congoleña. Irremediablemente se convierten en una lacra social sin posibilidad de desarrollarse como como personas. Debido a la estigmatización que sufren y su pertenencia a estratos más deprimidos de la sociedad, carecen de apoyos sociales para superar el trauma.

El proyecto pretende atender a estas niñas pero también apoyar a las asociaciones locales de mujeres en su trabajo de concienciación a la comunidad para acoger y atender a estas niñas y sus familias. Si no hacemos nada para ayudarlas, están condenadas a vivir una vida indigna.

Coopera ONGD lleva a cabo este proyecto con fondos privados y agradecemos la ayuda del Ayuntamiento de Logroño. Pero seguimos necesitando apoyo para poder desarrollar el proyecto.
TÚ TAMBIÉN PUEDES colaborar con tu aportación en este número de cuenta de La Caixa: ES2921002374120200054041

GRACIAS POR TU AYUDA

Contexto. La condición femenina en la R.D. del Congo


La R.D. del Congo ha sido escenario de dos guerras que teóricamente terminaron en el año 2003, pero la zona no está totalmente pacificada y hay una misión permanente de la ONU cuyo objetivo es proteger a la población civil y consolidar la paz.

En el Informe sobre Desarrollo Humano Mundial 2013, la R.D. del Congo ocupa el lugar 187 de 188 países en términos de índice de desarrollo humano (el IDH de Kivu Sur es todavía menor). La pobreza y las dificultades en la gobernanza han formado un círculo de pobreza que es difícil romper. En la zona de actuación, el 87% de la población se considera que vive en extrema pobreza.

El problema más grave en cuanto a Derechos Humanos es la extrema violencia sexual que se vive en el país y en concreto en los Kivus. En la República Democrática del Congo 1.152 mujeres son violadas cada día. R.D. del Congo ha sido declarado el peor lugar de la tierra para ser mujer. La violación en RD Congo ha sido un arma de guerra y es una forma de terrorismo para expulsar a la gente de sus pueblos y tener el control de las tierras. Save the Children dice en su informe de 2012 que Congo es el peor lugar del mundo para ser madre.

Algunos datos que reflejan la situación tan injusta e inequitativa de las mujeres en R.D. del Congo son los siguientes:
•El 76% de mujeres de 15 a 49 años considera que está justificado que un marido
golpee a su mujer por al menos una de las siguientes razones: si la mujer quema la
comida, discute con él, sale a la calle sin decírselo o se niega a tener relaciones
sexuales.
• En muchas regiones se continúa con la ablación genital.
• Las mujeres congolesas no pueden firmar ningún documento sin el permiso de su
marido.
• Muchos matrimonios no se registran por lo que las mujeres no pueden acogerse a los derechos que emanan del Código de Familia.
• En Kivu Norte y Sur, la guerra ha favorecido la desaparición de muchas estructuras
civiles y judiciales y han socavado aún más los estándares de protección de la mujer.
• La tasa de analfabetismo femenino triplica a la masculina.
• Las mujeres realizan los trabajos más duros, como transportar las cargas más pesadas.


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